El salto es una habilidad motriz poco valorada, pero sin embargo muy útil y provechosa para realizar diferentes tareas de la vida cotidiana: coger objetos fuera de nuestro alcance, evitar obstáculos, etc.
En algunos deportes, el salto es fundamental para alcanzar los objetivos del deporte practicado. Por ejemplo: encestar en baloncesto, rematar en vóley, lanzamientos de balonmano, salto de vallas en atletismo, etc.
Cuando un niño lleva a cabo un salto, su cerebro conecta y pone en funcionamiento múltiples áreas que han de coordinarse para llevar a cabo el movimiento propuesto de manera exitosa.
Este salto le va a permitir al niño incorporar nuevas directrices a su cerebro, mejorando la información espacial, lo que en etapas posteriores le ayudará en la construcción de conceptos abstractos.

Mediante los saltos, estimulamos el cálculo exacto si nuestro objetivo es saltar en/o en un sitio específico.
Y estimulamos el cálculo aproximado si nuestro objetivo es menos preciso
A través de los saltos, favorecemos la coordinación de movimientos y la organización temporal, además de la secuenciación y la adquisición de conceptos como antes y después, ya que para realizar un salto, primero hemos de tomar impulso, después saltar y por ultimo, flexional las rodillas para caer.
Y sabemos que si llevamos a cabo la realización de varios saltos seguido, estamos mejorando el ritmo, la secuencia, el orden y la coordinación dinámica general y segmentaría.