Podemos definir el equilibrio como la cualidad motriz que nos permite controlar la posición de nuestro cuerpo en el espacio, y cuya eficacia se basa en la coordinación.
La situación de equilibrio, sea del tipo que sea, se consigue gracias a las informaciones que el cerebelo recibe por tres sitios diferentes:
–Las sensaciones cenestésicas, producidas por las articulaciones que son las encargadas de dar, en todo momento, información sobre la posición de cada una de las partes del cuerpo.
–Las sensaciones visuales, que informan de las circunstancias exteriores (accidentes del suelo que pisamos, obstáculos, etc.).
–Las sensaciones del laberinto, un órgano situado en el oído interno cuya función es la proporcionar información sobre la posición que en cada momento adopta la cabeza.

Tipos
Dependiendo de la clase de movimientos que llevemos a cabos, existen diferentes tipos de equilibrio, que los agrupamos de la siguiente manera:
–Equilibrio estático, que es el que se mantiene sin que se produzca un desplazamiento apreciable del centro de gravedad del cuerpo. Exige el control adecuado de todos los sistemas corporales y de las capacidades físicas esenciales.
–Equilibrio dinámico, que se alcanza cuando existe un desplazamiento considerable del centro de gravedad. Las situaciones de equilibrio dinámico se producen siempre en el desarrollo de las actividades físicas y constituyen uno de los problemas esenciales a resolver en la ejecución del juego.