La escalera de braquiación es una escalera que se coloca en posición horizontal y a cierta altura, a la que el niño accede con ayuda de un adulto (en un principio), y donde superará cada peldaño de la misma con la fuerza de sus manos y brazos para balancearse y avanzar.

De esta forma, trabaja la braquiación o el movimiento pendular, una forma de movimiento arbóreo y que consiste en el trabajo de la capacidad manual y, básicamente, es un movimiento de balanceo, de delante hacia atrás, hacia los laterales y en círculo.
El objetivo final de la capacidad manual es que el niño se desplace por la escalera de braquiación por sí solo, desarrolle la fuerza de la caja torácica y al mismo tiempo aumenta la oxigenación del cerebro.
Para realizar la escalera de braquiación, primero hay que forzar el balanceo del niño y, cuando el cuerpo está yendo hacia atrás, es cuando se suelta una de las dos manos y se prepara para agarrar el siguiente barrote.
En el momento en que el cuerpo está en el punto más alejado e inicia el movimiento de avance, la vista se fija en el siguiente barrote y extiende su brazo para agarrarlo.
Este movimiento es el que hace coordinar los ojos con los brazos y mejorar la convergencia ocular, ya que el usuario fija la visión en un punto situado en el siguiente barrote al que va a dirigir su mano.
Una vez haya agarrado el siguiente barrote, el niño soltará la mano más atrasada.
A continuación, su cuerpo irá de nuevo hacia detrás y, cuando el cuerpo vuelve a avanzar, agarrará el siguiente barrote.
Y así sucesivamente.
Beneficios de la escalera de braquiación
- El niño aprende a medir la fuerza y la coordinación necesaria para avanzar peldaño a peldaño.
- Organiza de forma dinámica los pasos secuenciales que debe hacer para avanzar y llegar hasta el final de la escalera.
Por ejemplo: salto, movimiento de un brazo hasta sujetar el escalón con la mano, cambio de brazo, coordinación y ayuda de la fuerza con el balanceo de las piernas, etc.
- Estimula la percepción de los sentidos (visual y auditivo)
- Evaluación de los posibles riesgos del contexto (otro niño, algún obstáculo, ruidos, etc).
- Promueve el trabajo postural y el movimiento.
Así, fomenta el autocontrol y el conocimiento que el niño tiene de su propio cuerpo.
- Mejora de la inteligencia:
Mayor extensión torácica supone más oxígeno para el cerebro.
- Mejora de la respiración y de la oxigenación.
Al facilitar la expansión de la caja torácica, se consigue un mayor desarrollo y madurez de los pulmones.
- Decremento de las enfermedades respiratorias.
- Incremento en la fuerza de las manos y brazos.
Ayuda en el buen desarrollo de la espalda. - Mejor desarrollo de la habilidad manual. Se trata de que finalmente se sepa pasar sólo por la escalera de braquiación, desarrollando así la capacidad bimanual.
El alumno irá mejorando la habilidad de cada mano de manera individual y coordinada hasta llegar a la lateralización manual. - Mejor definición de la lateralidad del cerebro.
- Mayor facilidad y destreza al escribir.
- Mejora de la convergencia visual.
Se fija la visión en un punto situado en el siguiente barrote al que va a dirigir su mano, lo que hace coordinar los ojos con los brazos y mejorar la convergencia visual. - Desarrollo óptimo de la coordinación óculo manual.
